En este mundo lleno de imágenes, textos, parámetros, comparaciones, redes sociales, viajes, carros de lujo… pensamos ¿en dónde está la felicidad? ¿En cumplir eso? ¿En alcanzar un poder económico? ¿Un auto del año?
Miles de personas no trabajan para vivir, viven para trabajar, 8, 9, 10 horas diarias, buscan alcanzar sus metas económicas porque eso es lo que han entendido como felicidad. Los tiempos de ocio no existen o son muy pocos, y el tiempo así pasa, minuto tras minuto, hora tras hora, día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año con año.
¡Alto! ¿Has sentido cómo se va el tiempo de rápido? Pareciera que conforme vamos creciendo el tiempo se ha hecho más corto, volteamos y acabamos de tener a nuestro hijo bebé en brazos, volvemos a voltear y ya está en la secundaria. ¿Te suena?
Estamos tan inmersos en nuestra cotidianiedad que olvidamos voltear a lo que realmente es importante: nuestra salud y nuestros seres queridos. Olvidamos también, que estamos solo de paso, la vida es un suspiro, hemos escuchado, pero aún así no lo entendemos hasta que sentimos que de tanto correr estamos llegando al borde del abismo.
Para mi, la felicidad no es el auto, la casa de lujo o el viaje, para mi, es mi salud y mis seres queridos, mi familia, verla crecer, platicar con ellos y claro, compartir viajes, el auto y la casa claro está, pero sin ellos todo eso son meramente objetos, la vida y lo que llena de vida mi vida, son ellos, sus sonrisas, pláticas y compañía.
Te invito que voltees a ver lo que realmente importa, todos los días, no lo demos por hecho, si estamos aquí compartiendo este mismo espacio y este mismo tiempo, apreciemos, detengámonos y disfrutemos al máximo a quienes nos rodean.